martes, 5 de noviembre de 2013

Monotonía (Mini-relato)

Abrí los ojos, sobresaltada; de nuevo el despertador. ''¿En serio?'', me dije a mí misma, casi jurándome que hacía unos pocos minutos que me había quedado dormida.
Mirando la hora en el reloj de mi móvil que ya marcaba las 07:00, casi di un salto de la cama sin ánimo. Cogí mis vaqueros que colgaban de la bicicleta estática de mi madre, colocada en mi cuarto como un trasto viejo, y me los puse a la vez que buscaba a tientas mi camiseta junto a la sudadera.
Por fin vestida, recogí del suelo unos calcetines al encontrármelos junto a mis converse rojas; poco duraron en mis manos, ya que estaban limpios y los guardé.
Como casi todos mis despertares eran una especie de ''ritual'' cada mañana, muchas veces me habría apostado conmigo misma que sería capaz de hacerlo incluso dormida después de tantos años, pero no, nunca lo había intentado.
Tras recoger un poco mi cuarto, lo siguiente que tocaba era desayunar. Otros se iban a peinarse, lavarse los dientes o vete tú a saber qué, pero yo prefería desayunar primero.
Mi desayuno tampoco era gran cosa, por las mañanas no me apetecía comer, al menos no normalmente. Calenté la leche para mi Cola-Cao y, minutos después, ya me lo había terminado.
-Deja de hacer ruido -Escuché que me gritaba mi madre malhumorada desde su habitación. Desde la cama, supuse luego.
''Buenos días mamá'', me dije en mis pensamientos, por supuesto con ironía.
Mientras caminaba por el corto pasillo hacia el baño, vi por debajo de la puerta de mi hermano un pequeño brillo, así que para variar, otro que estaba despierto ya. Claro que él no tenía porqué despertarse temprano; total, por hacer no hacía nada.
Mirándome al espejo, estuve a punto de repetirme lo mismo de todas las mañanas: ''Otro día más: te levantas, te vistes, recoges tu habitación, desayunas, te peinas, esperas poco a que de tu hora y a clase'', pero me fijé en las dos marcas que había debajo de mis ojos. Seguramente no me equivocaba, y me había dormido minutos antes de que sonara el despertador.
En mi bolsillo noté una pequeña vibración: mi móvil. Cuando lo miré, alguien me estaba dando los buenos días. Lo agradecí, sonriendo inevitablemente mientras se los devolvía.
Me peiné, tampoco con algo muy complicado. A no ser que me apeteciera, normalmente llevaba el pelo recogido en una cola medio alta y listo. De todas formas, yo no era de esas chicas que iban maquilladas a clase y con peinados que parecían que cada mañana se levantaban dos horas antes para hacérselos.
Cuando me vine a dar cuenta, como siempre, ya era la hora de irme, por lo que me eché la mochila sobre los hombros y salí de casa, echando la llave tras de mí.
Como un acto-reflejo al salir a la calle y gracias a la bajada de temperatura, me llevé instintivamente las manos al bolsillo de mi sudadera, donde rocé mi móvil con la yema de los dedos; normalmente lo llevaba ahí.
Había mañanas en las que, como en esta, me pesaban las piernas por culpa del sueño o el cansancio en general y resultaba costoso caminar, pero se me iban solas, como si ya supieran el camino. ¿Y cómo no saberlo? Ni yo misma recordaba ya cuánto tiempo llevaba haciendo el mismo recorrido todos los días, una y otra vez, tanto ida como vuelta.
No sé si fueron diez minutos o menos, pero en nada ya estaba de nuevo frente a la puerta de clase, a la cual ya habían entrado algunos. Otros simplemente esperaban fuera a que llegara el profesor.
Mi ''ritual'' de la mañana comenzaba en el momento en el que me despertaba y terminaba cuando entraba en clase, me sentaba en mi silla, y entraba el profesor. Allí, como todos los días, tocaba esperar las horas muertas para volver a casa.
''Monotonía, eres pura monotonía'', me dije a mí misma, comenzando a escribir unas palabras en mi cuaderno:

''Cuando mi vida deje de ser monótona, levantarse con una sonrisa por las mañanas valdrá la pena, porque al menos, significará tener la posibilidad de estar donde quiero estar y, además, de poder hacer lo que me apetezca para romper cualquier rutina''.

Lo cerré, ya bastaba de soñar con lo que podría ser y desilusionarse con lo que quedaba por esperar.

-------------------------------------------------------

Aclaración: Aunque esté narrado en primera persona, no significa que esté basado al 100% en hechos reales. Y sí, es invención mía.

Espero que os guste.

Fdo.: NyusT.



No hay comentarios:

Publicar un comentario